Si analizamos jugador por jugador me atrevo a decir de que Argentina no tendría que tener inconvenientes en ganarle a Bolivia. Pero esto es fútbol y ningún resultado se puede dar por asegurado. Todo puede suceder. No nos olvidemos de aquel 6 a 1 con que nos derrotaron los bolivianos en las eliminatorias. Sabemos que no todos los partidos se dan de la misma manera. Los jugadores en su mayoría son distintos, el escenario también será otro. Lo que si hay que resaltar es que el fútbol boliviano no se quedó en el tiempo. Fue evolucionando a medida de que sus jugadores comenzaron a tener roce internacional.
Gustavo Quinteros es un buen entrenador. Planifica los partidos de acuerdo al rival. La idea es aplicar férrea marca en el medio para no dejar que el oponente le genere fútbol ofensivo. No dudo que en este caso utilizará un esquema 4-4-1-1. Tendrá en frente a Argentina con todas sus estrellas y no cometerá el error de salir a jugarle de igual a igual. Sería un suicidio hacerlo. Es un técnico inteligente y buscará que sus dirigidos saquen provecho de algún error.
Por lo general los equipos que él dirige realizan un fútbol de toque al ras del piso, apostando siempre al oportunismo de Marcelo Martins, su único delantero. Es común que la pelota pase por Joselito Vaca, un enganche con muchas condiciones. Los volantes por lo general se preocupan más por recuperar la pelota que por generar juego. En este caso Jaime Robles y Ronald García son especialistas en romper la propuesta de juego que intente su rival. Jhasmani Campos y Walter Flores no desentonan.
En la defensa como no son jugadores de buena contextura le duele mucho el juego aéreo. Son zagueros fuertes y no dudan de tirar la pelota adonde sea para despejar el peligro. No andan con muchas vueltas. Ronald Raldes y Ronald Rivero son defensores con experiencia. Los laterales nunca pasan al ataque. Habitualmente Bolivia juega así. No creo que cambie mucho.